23.4.20

Ajo, un aliado de las huertas

AjoAllium sativum



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Foto: Pixabay

Para nuestra zona, Bariloche y alrededores, la siembra se realiza en otoño, a fines de abril o mayo, los mayores aseguran que, para un buen crecimiento, sea durante la luna menguante.

De desarrollo anual, originario de Asia Central, es un cultivo de tiempos remotos. Piezas de cerámica con imágenes de bulbos, fueron halladas en tumbas de faraones de más de 3000 años de antigüedad.

Es una planta medicinal respetada por sus propiedades vermífugas e hipotensoras, así como por su excelente sabor, empleado en infinidad de platos culinarios.

En la huerta es un "favorito" ya que repele ciertas plagas, ayudando a cultivos vecinos.
Es muy resistente a las heladas y para producir cabezas de buen tamaño, requiere un par de meses con temperaturas entre 0 y 10ºC, ideal nuestra patagonia.

Suelo: permeable, suelto y fértil, abonado con materia orgánica una o dos temporadas atrás.
Variedades: blanco, colorado, chileno y paraguayo.

Foto: Marisa Minicucci

Siembra: Se eligen los mejores dientes externos de las cabezas de ajo seleccionadas. La siembra se realiza de asiento en canteros separados unos 30 - 40 cm.  y 5 a 10 cm entre los ajos, procurando que la punta de cada diente quede para arriba. La profundidad sera de dos veces su tamaño.

Según la variedad y la región, el ajo tarda entre 200 y 270 días en desarrollarse. Cuando las hojas comienzan a secarse se suspende el riego. Se sacan las plantas enteras, se dejan orear hasta que se secan las raíces y se despega la tierra superficial, luego se arman ristras o atados que se cuelgan en un lugar seco y ventilado.

Fuente: Agricultura Orgánica, Guillermo Schnitman, Pipo Lernoud, Grupo Editorial Planeta, 1992.



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