DIENTE DE LEON (Taraxacum officinale)
El nombre deriva del
parecido de las hojas a la dentadura de un león.
Estas tenaces plantas llegaron al continente americano en el
siglo XVII con los inmigrantes europeos. No fue una introducción accidental,
sino todo lo contrario.
Repleto de nutrientes, esta pequeña hierba perenne de flor
amarilla, está consiguiendo el respeto que se merece.
El momento ideal para aprovechar las hojas sabrosas y
nutritivas en la preparación de ensaladas es en primavera, justo antes de la
floración.
Es un excelente depurativo. También se pueden consumir hervidas o
fritas, ó secas en infusión.
Con las flores se puede hacer jalea, dulce o el famoso “vino
del estío”.
Con la raíz se puede obtener un sucedáneo del café.
Las raíces deben desenterrarse en otoño, lavar muy bien, dejar secar y tostar al horno o a la plancha, sin agregados.
Moler en molinillo de café y conservar en un
frasco bien cerrado.
¿Cómo se realiza el café?
Por cada taza de agua fría agregar una cucharada de postre
de este café.
Llevar al fuego en un recipiente que NO sea de aluminio.
Justo antes del hervor se apaga el fuego y se deja reposar
tapado, unos minutos.
Colar y servir.
Nota: Asegurarse que el diente de león que se recolecta esté
libre de pesticidas y que no haya sido visitado por perros.
Bibliografía
Itkin, S.. Plantas de la Patagonia para la salud. Caleuche, 2004.
Rapoport, E.H., Margutti, L.S., Sanz, E.H.. Plantas silvestres comestibles de la Patagonia Argentino-Chilena. UNC, 2011